lunes, 3 de noviembre de 2014

Y duro con la voz pasiva

Se nos dice que debemos evitar la voz pasiva en lengua inglesa siempre que sea posible y ahora resulta que en lengua española se está imponiendo especialmente en los medios de difusión.
La voz activa, que es lo apropiado en español, es la posibilidad de ser directos, claros, concisos... y activos.
He compilado unos ejemplos oídos en televisión, recientes todos:

"Una mujer es herida muy grave por disparos..." (TVE1, 27/8/14
Hieren a una mujer por disparos queda mejor...

"Un experto de CAE es trasladado a EE.UU. por sospecha de ébola." (TVE1 28/8/14.)
Trasladan a EE.UU. a un experto...

"Flores primer ministro en ser arrestado..." (TV1, 6/9/14.
¿Cómo arreglamos esto?

"Aceves ha sido llamado por el juez para..." (Antena 3, 29/9/14)
El juez llama a Aceves para...

"El Presidente de Panamá será recibido por el rey Felipe VI..." TVE1, 7/9/14.
El rey Felipe VI recibirá al presidente...

No logro comprender por qué la voz pasiva está adquiriendo tanta popularidad en España. 

lunes, 8 de septiembre de 2014

CLICHÉS: Levantar ampollas



levantar ampollas.  Crear o causar resquemor o malestar.
No consta en el Clave ni en el María Moliner del 65, pero sí en el Diccionario de uso del español de América y España que es muy prolijo en su definición: “Causar irritación y malestar unas palabras o unos hechos entre los miembros de un grupo o un colectivo, provocando en ellos una reacción.” La Academia recoge el cliché por primera vez en 1992 como “Causar notable disgusto o desasosiego.” Pero tenemos la frase desde 1905, por lo menos, cuando Doña Emilia Pardo Bazán la empleó en La Quimera, “... la sátira social, que levanta ampollas como puños.” 
Un siglo no es mucho tiempo en el devenir de un idioma y podemos, pues, tildar el cliché de nuevo, aunque no está muy bien visto ya que Fernando Lázaro Carreter le afea a un periodista su uso en un dardo de 1991. Ahora tendría que afeárselo a Javier Marías también, pues ha escrito: “La concesión del Nobel al novelista Coetzee, uno habría dicho a priori que no podía levantar menos ampollas.”

sábado, 6 de septiembre de 2014

CLICHÉS y frases hechas

En 1859 Charles Darwin escribió que el mundo, la vida, no es estático sino cambiante; que todo está sujeto a las leyes de la evolución, y por tanto incluso la manera de comunicarnos. Las palabras y las frases nacen, desaparecen o mueren y tienen mutaciones en el tiempo, y su devenir propio, su historia, su vida íntima, oculta y secreta; secreta por desconocida pero que se puede intentar rastrear y descubrir. ¿Quién fue posiblemente el primero en emplear una frase por escrito? ¿Cuándo entró una locución en los diccionarios? ¿Por qué se convierten las metáforas geniales en manidos clichés? Los misterios de las palabras unidas: las frases, los clichés y el enigma de cómo las palabras hacen amistad las unas con las otras y van siempre juntas a todas partes, como si estuviesen casadas. Sorprendente visión de una importante faceta del idioma. ¿Qué misterios ocultan?


dar el último adiós. Visitar a (o despedirse de) un cadáver antes del entierro.
Un eufemismo es una expresión suave que pretende sustituir a otra que se considera grosera, fuerte u ofensiva. Y los eufemismos también se convierten en clichés, como el que nos interesa ahora. Decir “voy a visitar el cadáver de mi amigo Jacinto antes de que lo entierren”, puede resultar chocante, pero emplear esta variante: “Voy a dar el último adiós a mi amigo Jacinto” parece más fino. Desde 1560 llevamos dando el último adiós a nuestros deudos, amigos y hasta a los próceres del país. Nada que objetar excepto que suena a rancio y cursi, especialmente en estas épocas cuando ya estamos muy acostumbrados a llamar a las cosas por su nombre. Ramón Gómez de la Serna (1888-1963), el de la greguerías, nos da un ejemplo gracioso de uso: “Después me encontré completamente solo en la noche de París, y junto al burladero de un urinario aparecieron unas muchachas rusas y unos cuantos artistas de melena que me esperaban para darme el último adiós y desearme que el entierro en la noche me fuese más leve.”

viernes, 5 de septiembre de 2014

CLICHÉS



abismo insondable
El gran ilustrado español Gaspar Melchor de Jovellanos, (1744-1811), literato, economista y político nos da la primera cita de este cliché: “...arrastradas en la impetuosa corriente del tiempo, se van sucediendo atropelladamente y desaparecen y caen con todos sus monumentos en el abismo insondable de la eternidad!”  
 Insondable, según el Clave2, es “imposible de averiguar o conocer a fondo”. También nos dice que “abismo” es lo que es insondable, incomprensible o inmenso, lo que complica un poco nuestras pesquisas lingüísticas, al dar a entender que ambos vocablos tienen casi el mismo o parecido significado en este caso. Misterios de la lexicografía; o misterios del trabajo en equipo sin cabeza dirigente. 
De “frases ambiguas” y de “conceptos vacíos” nos habla el gran Julio Casares en su cita, al tiempo que escribe nuestro cliché, sin percatarse, supongo, y nos dice, con énfasis mío: “... si desde aquí nos remontamos hacia las manifestaciones más elevadas del fenómeno mnésico, pronto cierra nuestro camino un abismo insondable, que en vano trata de salvar la ciencia positiva tendiendo a modo de pasadera frases ambiguas o conceptos vacíos.” 
Cliché éste que deberíamos desterrar de cualquier escrito con pretensiones de seriedad. No consta, claro, en los diccionarios generales ni fraseológicos.

domingo, 24 de agosto de 2014

LA HIPÉRBOLE O EXAGERACIÓN




Los calificativos "califican" y matizan palabras o frases, y pueden ser adjetivos o adverbios que introducen nebulosas en nuestro lenguaje que lo tornan umbrío, impreciso y escurridizo. Tratemos de ser todo lo precisos, exactos y meticulosos que podamos
El uso constante de estas palabras calificativas, cuantificadoras, minimizadoras, debilita nuestras ideas al tornarlas difuminadas y vagas. No nos avisan de su imprecisión y pululan por dondequiera, especialmente en el habla de tertulianos y periodistas que tienen el prurito de precisar sin percatarse de que logran todo lo contrario.
Es necesario estar alerta y evitar su uso indiscriminado en la conversación formal, y especialmente en nuestros escritos, para cercenar sus efectos debilitantes.

Deberíamos tratar de mejorar la manera que trasmitimos nuestras ideas y no forzar las frases o palabras con "añadidos" que en nada mejoran lo expresado. Esto es importante (no "muy" importante.) La hipérbole, la exageración, ronda tras estos calificativos: mil gracias, mil perdones, te mando un millón de besos, siempre te querré, nunca cruces la calle con los ojos cerrados, tengo poco tiempo.

Siempre: Es una palabra peligrosa que empleamos con alegría. Siempre es mucho tiempo, una eternidad. "Siempre trataremos de ser corteses con las señoras" se expresa mejor sin ese siempre: "Trataremos de ser corteses con las señoras".
Nunca: Otra palabra peligrosa que empleamos sin reflexionar: "Nunca insultes a los ancianos" es mejor "No insultes a los ancianos".
A veces: A veces es una expresión tan vaga, tan poco exacta que dice poco: "A veces tengo sueño". No sabemos qué quiere decir: ¿Todos los días?, ¿Por las tardes?, ¿Tres veces a la semana?
Poco: Poco no expresa nada concreto: "Tengo poco tiempo" no indica la cantidad exacta: ¿dos horas?, ¿diez minutos?
Algunos: "Algunos dicen que la economía está mejorando" equivale a no decir nada. ¿Quiénes son esos algunos? ¿Cuántos son?
Todos: Puede ser una palabra que indique algo: si hay veinte personas y todas salen, sabemos que "todos" son veinte. Pero en "todos compran en esa tienda" es mucho decir.
Nada: Se emplea mejor en frases hechas: "No quiero nada", "no me gusta nada".
Un cierto: Noté un tufillo a sobaquina. Noté un cierto tufillo a sobaquina. "…es fácil encontrar un cierto tufillo electoralista" El País, 28/08/1977. "Ahí lo de la singularidad despedía un cierto olor a excusa". Álvaro Pombo, El metro de platino iridiado, 1990. "y le increpa, con un cierto tono acusatorio". Vicente Molina Foix, Los abrazos del pulpo, 1984.
Bastante: Este programa es interesante. Este programa es bastante interesante. ("…son los temas y los subtemas de una película bastante interesante" La Vanguardia, 02/11/1995. "Es bastante guapa". Carmen Martín Gaite, Nubosidad variable, 1992.)
Muy: Indalecia es guapa y esbelta. Felisa es muy guapa y muy esbelta. "La mujer de mi edad, muy gorda aunque guapa de cara y bien arreglada" Carmen Rico Godoy, Cómo ser una mujer y no morir en el intento, 1990.

Trato este tema en mi ESCRIBIR BIEN PARA TORPES, Anaya, 2013. Prólogo de Antonio Muñoz Molina e ilustraciones de Forges.